domingo, 2 de marzo de 2008

Nadie quiere a nadie

El Consejo Directivo Superior de Sudamérica a pedal (foto) se reunió en Asamblea General la pasada semana para recoger las opiniones de los diversos integrantes y, luego de un sesudo y grandilocuente debate de varias horas, oficializar la siguiente resolución:

SE ACABÓ EL QUERER

Las crecientes tensiones intestinas que han venido incrementando paulatinamente la animosidad interna del grupo se han expresado en un abandono completo de la franca cordialidad reinante durante las primeras semanas de viaje. Ahora nadie quiere a nadie, nadie espera a nadie, nadie tolera a nadie y cada quien jala para su lado. Yeah!

El punto culminante de esta crisis profunda se inició con una amarga sorpresa que el grupo debió enfrentar en la mañana de su segundo día de descanso en Huancayo: David y Carla, los recién llegados, se alistaban para salir pedaleando en dirección a Ayacucho mientras los cinco restantes miembros de la expedición apenas y se aprestaban a bajar el tono de los ronquidos e iniciar un grato día de guakseo.

Vanos fueron los esfuerzos que realizaron los apenados compañeros para detener a ese par de atrevidos:

A los pocos minutos, sin salir de su estupor, el "grueso" del equipo contemplaba sorprendido cómo sus dos "amigos" se alejaban cumpliendo su caprichoso anhelo. Luego de eso todo fue caos: fraccionamiento, desgano, mutua indiferencia, comentarios fuera de tono, falta de solidaridad, etc.

Paseazo.

En fin, con el pretexto de "no estar lo suficientemente entrenados", David y Carla se adelantaron un día con la idea de cumplir el trayecto Huancayo-Ayacucho pedaleando un día más que el resto, los ya bien curtidos cinco de la fama. Estos últimos nos la pasamos en las de siempre: vagabundear por ahí gastando dinero en cosas inútiles y tratando de descansar haciendo mucho y haciendo nada. Al menos logramos hacernos amigos de las dependientas de la licorería más cercana, lo cual nos valió una buena botellita de "Uña de gato", equivalente peruano al ficticio "Colmillo de perro" que supuestamente bebemos por allá. Pero eso es otra historia... (Saludos Claudia y Pilar!)

Como siempre, los bomberos se portaron más que bien, y poco les importó que sigamos invadiendo las camas y pasillos de su estación durante otro día más. Aún más: nos ayudaron a planear las siguientes etapas y hasta nos consiguieron hospedaje para el siguiente día. María del Castillo (bombera huancaína que en la foto adjunta aparece junto al zángano flacuchento con ojo de Marilyn Manson) nos contactó con su hermano César, oriundo del pueblo de Izcuchaca, para que nos recibiese la noche siguiente.

Eso fue lo que hicimos: partir para Izcuchaca y alojarnos en la casa del buen César. El camino de ese día no fue mayor problema. Luego de ascender a un páramo bastante bajo (no llegaba a los 4.000 msnm), descendimos por un cañón gigante, al amparo de un paisaje espectacular (por decir lo menos) y todo el tiempo en camino pavimentado.

Un pinchazo del José (que iba al último y no tenía bomba) nos dio bastante tiempo para yacer como lagartos a la vera del camino y conversar un poco con los lugareños. Los niños campesinos, al contrario de lo que suele suceder, se portaron algo reacios, pero por ahí se pudo tomar al menos una que otra buena foto.

La sinuosa carretera que seguía al río Mantaro (el mismo que pasa por Huancayo y al que ya habíamos seguido desde La Oroya) nos llevó rápidamente hasta Izcuchaca y nos permitió, a los tiempos, tener una buena parte de la tarde para descansar.

Izcuchaca, además, resultó ser una población muy llamativa y animada: un gran puente de piedra de varios siglos de antiguedad, campeonato de volley en la plaza, una estación del ferrocarril que va hacia Huancavelica, puestos de comida en la calle, gente amigable...

Quizá debimos haber advertido que todo eso era un regalo que nos daba el viaje para soportar mejor los días que se nos venían.

No hicieron falta más que un oar de horas de recorrido para ya estar salpicados de lodo hasta el cuello, separados unos de otros por muchos kilómetros y completamente desorientados con respecto a dónde debíamos llegar cada día o qué es lo que debíamos esperar de la ruta.

La gente del camino nos fue aclarando el panorama y endulzando la vida. Esta vez lo hicieron con tunas. Tunas, tunas y más tunas. Por todas partes. Poblando los cerros desde la ribera del río hasta las elevadas aristas. Decorando el camino con manchas amarillas y rojizas. Espinándonos las lenguas y los dedos con sus pepas dulces y jugosas. Acá lo que hay es tunas y están buenísimas.

Ante tal paisaje, Marito Esteban y Joselito, los "sin bombas", optaron por relajarse en extremo y, según sus propias declaraciones, "dejarse llevar por el ritmo del viento". El problema fue que ese día el viento no quiso soplar mucho, y el par de arrebatados no asomaban por ninguna parte. Los que iban primero (Guabas, Juan Fer y Andre) empezaron a mirarse raro y a torcer los ojos del aburrimiento. Sin embargo, ya que la estima por sus compañeros era prácticamente nula, jamás consideraron la opción de volver a buscarlos, y decidieron continuar al son de "ya verán esos ... cómo llegan".

Muchos kilómetros adelante y luego de horas de espera, la parejita del último asomó toda relajada y alegre. Como si la cosa no fuese con ellos. Entre las novedades que traían consigo sobresalían un montonón de fotos tomadas cada 50 metros. Joselito sin camiseta saluda a la cámara. Marito Esteban posa con su bicicleta junto a un cactus lleno de tunas. Perspectivas dirversas del camino y sus alrededores. Un gringo ciclista acaricia a un perro. Los amiguitos sonríen a la cámara junto a un vagón de ferrocarril. Etc., etc., etc.

En esas se nos había ido toda la mañana y parte de la tarde, pero eso no fue motivo de preocupación para los "al son del viento". Luego de comer tardíamente en la comunidad de Quichuas, paraje estratégico muy cercano al Proyecto Hidroeléctrico Mantaro (uno de los más grandes del Perú), el par de bailarines volvieron a retrasarse muy a su gusto. esta vez ocupados en darse alegres chapuzones en los riachuelos del sector.

Marito casi abandona el viaje por la vía rápida: el río. Al querer pasar cicleando un pequeño desborde de agua que cruzaba el camino, éste le jugó una mala pasada y lo mandó de oreja contra las piedras. Mientras el afectado chapoteaba desesperado como Kiko en Acapulco, su bicicleta empezaba un nuevo viaje, esta vez sola, en el torrente del río. Joselito, por su parte, se desternillaba de risa a un costado. No se sabe cómo salieron de esa, pero el punto fue que, horas después, empapados y risueños, finalmente se reunieron con los que iban adelante. Éstos, ya desesperados del aburrimiento, empezaban a desahogar su descontento contra la fauna del sector.

El complicado periplo de aquel día no habría de terminar ahí. Los riachuelos que cruzaban el camino fueron creciendo hasta convertirse en ríos por sí mismos. En eso se nos iba la tarde a pasos acelerados. Y faltaba lo peor: un desborde ya tan grande que era imposible cruzarlo sin empaparse. Valientes y decididos, lo cruzamos de todas formas, pero Joselito volvió a brillar por su ausencia, o más bien por la ausencia de su bomba. Cuando ya casi todos habíamos cruzado el obstáculo de agua, el muy guapetón se asoma caminando con la llanta ponchada y cuarenta minutos de retraso. Pero eso sí: siempre jovial.

Ya todo eso terminó por agotar nuestro tiempo. Los últimos kilómetros de ese día las tuvimos que pedalear en completa oscuridad, apenas ayudados por las pequeñas linternas de lectura que íbamos llevando.

Sin embargo, la suerte no quiso abandonarnos. Al poco tiempo, en una pequeña curva del camino, un animado grupo de lugareños se acercó y con bombas y platillos hicieron gala de hospitalidad al invitarnos a pasar la noche en un cuarto de su pequeño pero acogedor hogar. Resulta que David y Carla, los "aquí pin pon", habían pernoctado ahí mismo la noche anterior, por lo que los campesinos ya estaban alertados acerca de nuestro paso.

Esa noche fue en verdad especial. Compartimos buenos momentos con los niños (fascinados por la tecnología de plástico que vamos cargando) y conversamos largamente con los adultos. Además, la señora Teodora nos preparó una deliciosa comida que alivió nuestros males y terminó de sacarnos de aprietos.

El nombre del pequeño caserío era Huajoto, perteneciente a la comunidad campesina de Santa Rosa de Yakua.

No tan temprano al siguiente día, reincorporados ya a la ruta, nos sorprendió el verdadero día del "fango fashion", fiesta de la moda a la que concurrieron importantes personalidades internacionales, entre ellas: Jens Heubner, diseñador industrial alemán que decidió dejar los lápices e intercambiarlos por los pedales durante dos añitos. El tipo iba ya por los no sé cuántos mil kilómetros en su vuelta al mundo. Ahora anda en dirección al norte y en algún momento de abril andará por Quito. Le deseamos mucha suerte en la etapa final de su viaje.

Fieles a su nueva costumbre de cagar los planes, Marito y Joselito volvieron a relajarse muy a su sabor, esta vez con la sazón especial de dos pinchazos y una pizca de pereza. Los demás ya ni pensaron en esperarlos, pero como el mundo da vueltas, todos poncharon por lo menos una vez, llegando a degustar un desagradable estofado de melloco bastante más tarde de lo acostumbrado. En ese punto (estábamos en Mayocc, un pequeño y polvoriento pueblo en un paraje digno de cualquier capítulo del correcaminos) el relajamiento se extendió en todo el grupo. La soleada tarde y el bello paisaje nos inspiraban y nos hacían parar una y otra vez.
No faltó quienes, aprovechando estos contínuos descansos, dieron rienda suelta a su emotividad corporal:

Otra vez se nos fue el día en esas. Al empezar a caer la noche, tuvimos que apretar el pedal y subir a toda máquina hacia nuestro destino, el distrino de Huanta. Sin embargo, Marito Salvador tenía otros planes en mente. Bautizado desde entonces como Miss Ponchazos, no solamente que pinchó una, sino dos y hasta tres veces su llanta. No contento con eso, orgulloso y ufano de su patético logro, se pasó reventando tubos hasta bien entrada la mañana del siguiente día. No pudimos salir de Huanta (ciudad a la que habíamos llegado ya sin luz del sol) sin dejar de presenciar dos tremendas explosiones de tubo que concitaron el interés popular y avivaron nuestro odio hacia el responsable de ese nuevo retraso.

Aquí, Mario expiando sus pecados ante el Todopoderoso.

En Huanta todos parecían ser muy amigables. O más bien dicho, TODAS. Fuimos advertidos de una creciente población de ladronas en la zona. Pero ladronas de corazones, según ellas mismas indicaron. De todas formas, ya curtidos en ese tipo de vicisitudes, pudimos escapar sin ninguna novedad, cosa que no sabemos si es buena o mala (o si lo sabemos, no queremos aceptarlo).

Otra cosa sobre la que fuimos advertidos fue el difícil pasado que esta zona del Perú atravesó recientemente. Parece que todo el asunto de la violencia política que asoló los departamentos de la sierra central (especialmente Ayacucho) sigue muy marcado en las conciencias de los pobladores del sector, no tanto como para hablar abiertamente del tema, pero sí como para recomendarnos mucho cuidado y precaución en nuestra travesía.

Lo cierto es que Sendero ya no existe ni opera desde hace mucho, pero las secuelas de su presencia son difícilmente olvidadas por quienes la sufrieron en carne propia. Cierto ambiente de abandono por parte del gobierno peruano ronda la atmósfera del sector.

Finalmente llegamos a la ciudad de Ayacucho, lugar de nuestro nuevo descanso. En muchos aspectos parecida a Quito, Ayacucho es una antigua ciudad colonial, llena de iglesias y conventos, muy importante por su pasado. La Plaza de Armas de esta ciudad es quizá la más bonita que hemos visto desde que entramos al Perú.

Nuevamente son los bomberos quienes nos han acogido en nuestro descanso. Con poco espacio pero con mucho entusiasmo y generosidad, estos desprendidos héroes nos han dado la oportunidad de limpiarnos y descansar cómodamente por dos días.

A continuación, la habitual sección de escenas de la vida diaria.

Escena 1: Limpieza de bicicletas al estilo bombero. Entusiasmado por tremenda manguerota, Juan Fernando aplica presión sobre su vehículo. Mario observa atento esperando su turno.

Escena 2: Alegre encuentro con los amigos perdidos. Mario y Carla hacen el ridículo en un concurrido paseo del centro de Ayacucho.

Escena 3: Imagen de postal. Obelisco conmemorativo de la Batalla de Ayacucho, a unos 30 km de la ciudad. En primer plano, el buen Mariscal Antonio José de Sucre inmortalizado en cerámica local.

Escena 4: Vientos de libertad ensordecen a las multitudes de América.

Escena 5: Los "triunfadores" de Ayacucho pasan el chuchaqui siempre apuntando alto.

2.719 kilómetros recorridos.

Ayacucho, lunes 3 de marzo 2008

9 comentarios:

AAAbikers dijo...

AAAbikers presente..

Aqui estamos atentos a su periplo..
fieles seguidores de su aventura y constantes aficionados al deporte.

Les enviamos toda la buena vibra que necesitan para avanzar en el viaje...

Abrazos desde Quito.

Anónimo dijo...

Buajajjaaaaaaa Don GUabas, esto está mejor que ver televisión (y de eso yo se bastante). Ya me voy carcajeando 3 veces y aún ni llego a la foto de los cañones!

Fuerza y aventura recuerden que todo es metal !,,!.

Anónimo dijo...

Buajajjaaaaaaa Don GUabas, esto está mejor que ver televisión (y de eso yo se bastante). Ya me voy carcajeando 3 veces y aún ni llego a la foto de los cañones!

Fuerza y aventura recuerden que todo es metal !,,!.

Susana dijo...

Fiel seguidora en su aventura dice...no deben dejarse tomar por el cansancio.. sigan adelante demuestren que si pueden mis jóvenes ecuatorianos....

QUE SI ES POSIBLE.....QUE SI SE PUEDE...

Anónimo dijo...

Ey.. vamos ahi el gusbas y cia. Será que t ecomuniques con alguien a parte de... (largo carraspeo de la garganta)
Saludos pa todos, vamos ahí...
EL AVE

F dijo...

GORDO, como escribes huevadas dios mioooo!

Ya me hice a la idea q el mario nunca cambiará: siempre llevando la bandera de la fracción rebelde del grupo , YEAH!

BEIJOS E SAUDADES

Anónimo dijo...

aaaaaa!!guabotas!! recien descubro todo esto!! jajaja q bestiaaaaaaaaaaa como me he reidooooooo!! toda mi admiracion mi muy querida morsa y compañeros!!! VAMO AHI!

te extraño animal...

MUUUAAAAASSS DESDE BILBAO!

la furia! yeaaaah!

MISUNDOSTRES dijo...

Ya van!!! Déjense de cosas… esa “habitual sección de escenas de la vida diaria” es un excusa para mostrar esos cuerpecitos… que pa que, se nota que han estado sometidos a regímenes no “habituales”
En todo caso caballeros, que la exhibición siga, que los pedales también… y full fuerza… papis! Ji ji ji

garauzo@email dijo...

EL RIO MANTARO SE RESISTE A MORIR

Dr. Godofredo Arauzo

Los ríos juegan papel esencial en el funcionamiento eficiente de los ecosistemas terrestres y acuáticos; son los sistemas de drenaje de agua, humedad, cuencas y subcuencas que propician un equilibrio preciso de los niveles y volúmenes de los medios líquidos, humedad y suelos. Toda la red de lagos, lagunas, riachuelos y el río mismo mantienen este equilibrio. El río entonces no sólo es el cuerpo de agua que atraviesa una región sino todo el área de absorción de agua y humedad que puede ser enorme como el río Mantaro o puede ser menor como el caso de tributarios: Toda actividad que ocurre en esta área o cuenca influye sobre el río y todo cambio en el río por pequeño que sea influye sobre la cuenca.
El río Mantaro llamado también Hatunmayo (río Grande) nace contaminado del lago de Junín, Chinchaycocha o de los Reyes a 4081 msnm, que se halla en los departamentos de Cerro de Pasco y Junín; después de recorrer 724 kilómetros los departamentos de Junín ayacucho y Huancavelica, se une al río Apurimac, para formar el río Ene, tributario del río Amazonas. Al atravesar el Valle del Mantaro, con sus aguas contaminadas se irrigan las 11,000 hectáreas de la superficie agrícola del Valle; investigadores canadienses y noruegos recomendaron no utilizar estas aguas contaminadas especialmente con metales pesados sino previo tratamiento. Sus aguas se utilizan también para generar luz, en las hidroeléctricas de Malpaso Oroya y Santiago Antúnez de Mayolo y Restitución, Huancavelica, que producen 350 MW y proporciona el 50% de la energía eléctrica del país
El río Mantaro que brindaba gratuitamente a sus pobladores agua limpia para consumo humano, de los animales, irrigación de los cultivos y fuente de proteínas en forma de peces, aves y anfibios; manejaba los desechos de los pueblos y proporcionaba transporte y recreación; por su belleza estética inspiraba la imaginación, impartía tranquilidad y promovía la paz entre los habitantes de su ribera. En un país como el nuestro donde la mayoría de la población sigue pobre, el río, sus servicios y sus productos son importantes. El no tener plata cuando abunda la leña, los peces y el agua pura no era tan grave como ahora que no hay leña, ni peces, ni agua para beber e irrigar los cultivos.
El río Mantaro es la cloaca o desagüe de las mineras: Volcan, Brocal, Huarón, Animón, complejo metalúrgico de la Oroya, San Cristóbal, Carahuacra, Morococha, Austra Duvas, Manuelita, Anticona, Calera Cut-off, Andaychaua, Marta, Huachocolpa, Recuperada, Julcani y Cobriza y los 67 centros mineros cerrados. Se calcula que estas mineras eliminaban 50,000 toneladas sólo de relaves por año.
El río Mantaro nace del lago de Junín ya contaminado especialmente por metales pesados que no se alteran y en cantidades elevadas: cobre y cadmio 4 veces más que lo permitido, plomo 13 veces más y hierro más de 30 veces y en ciertas veces del año 130 veces más ( Horgan 2001); plomo en vegetales a 12 kilómetros de la Oroya 1750 ppm, Pilcomayo 113 ppm y CHupuro 60 ppm, permitido 10 ppm; manganeso en vegetales a 12 kilómetros de la Oroya 1375 ppm y Chupuro365 ppm, permitido 200 ppm; fierro río Anticona 4450 ppm, en vegetales Pilcomayo 2375 ppm, Sicaya 3045 ppm y CHupuro 2710, permitido 600 ppm; zinc en vegetales a 12 kilómetros de la Oroya 1060 ppm, Pilcomayo 595 ppm y CHupuro 410, permitido 120 ppm; plomo en los suelo a 12 kilómetros de la Oroya 3010 ppm, Pilcomayo 2070 ppm y CHupuro 1150 ppm, permitido 200 ppm; cadmio en los suelos a 12 kilómetros de la Oroya 55 ppm, Pilcomayo 14 ppm y CHupuro 10 ppm, permitido 0.5 ppm; zinc en los suelos Upamayo 1145 ppm, a 12 kilómetros de la Oroya 2090 ppm, Pilcomayo 7700 ppm y CHupuro 5000, permitido 250 ppm; materia orgánica Upamayo 25 %, Huayre 24.5 %, Pilcomayo 1.5 %, permitido 1.5%; en el sedimento del río Mantaro después de la fundición de la Oroya arsénico 9000 ppm, margen izquierda del río Mantaro a 200 metros aguas abajo del Puente Stewart 1050 ppm, bocatoma del canal del margen derecho del río Mantaro antes del Puente Stewart 1000 ppm, Sicaya 900 ppm y CHupuro 850 ppm, permitido 50 ppm; plomo en río Quiulacocha 99000 ppm, río Yauli antes de llegar al Mantaro 98000 ppm, río Mantaro después de la fundición de la Oroya 30,000 ppm; río Mantaro a 500 metros aguas debajo de la confluencia con el río Huari 10000 ppm, permitido 600 ppm; sólidos suspendidos totales río Yauli antes de su confluencia con el río Mantaro 750 mg/l, río Mantaro antes de su confluencia con el río Huari 900 mgs/l, Sicaya 800 mgs/l y CHupuro 800 mgs/l, permitido 100 mgs/ ( Contraloría General de la República. (Proyecto Alfa 2000)
El 3-10-2003 se publicó la Ley N° 28082, que declaraba en emergencia la cuenca del río Mantaro; hasta la actualidad las autoridades locales, regionales y nacionales no hicieron absolutamente nada; el río Mantaro sigue profundizándose su contaminación;.
las autoridades de Sierra Exportadora aseguraron descontaminar el río Mantaro en 2 a 3 años y descartaron que la contaminación ambiental del Valle del Mantaro perjudique la producción de alcachofa para la exportación; es un exceso de optimismo. La ONG Cáritas pretende descontaminar el río Mantaro por la persuasión a razón del 18 % por año (Cáritas. Proyecto Mantaro Revive 2006). Las actividades para disminuir la contaminación deben ser realizadas por el estado; el estado esta ausente en los problemas medio ambientales por no tener política medio ambiental de estado. El lago de Junín, el río Mantaro, las subcuencas del río San Juan, río Anticona, río Yauli y otros forman una unidad hídrica; sí se tiene la intención de disminuir la contaminación del río Mantaro, se deben realizar gestiones para disminuir la contaminación de todos los componentes de esta unidad hídrica y sus alrededores
El río Mantaro nace contaminado del lago de Junín; al inicio de su recorrido recibe las aguas contaminadas del río Anticona que trae los agentes contaminantes de las minas Huarón y Animón; al llegar a la Oroya profundiza su contaminación al recibir las aguas contaminadas del río Yauli y del complejo de la Oroya. El complejo de la Oroya, según su PAMA elimina tóxicos líquidos por 37 afluentes, solamente monitorea 12 (Cederstav 2002) y en toneladas por día eliminaba cerca de 3000 de bióxido de azufre, 2500 de plomo, 2500 de arsénico, 20 de cadmio, 20 de material particulado y otros solamente por la chimenea más grande de 167.500 metros de altura; 24,000 de la fábrica de coke, más lo que se elimina por las 94 chimeneas pequeñas y del incinerador industrial ( PAMA 1996). Otra fuente que aumenta la contaminación a la altura de la Oroya es el Túnel de Kingmill por donde eliminan sus agentes tóxicos las minas que trabajan en las inmediaciones de la laguna de Huascacocha; tiene un caudal promedio de aguas ácidas de 1.16 metros cúbicos por segundo, que desagua al río Yauli. El río Yauli es represado con fines energéticos y cada mes esta represa que está a la altura de Cut –Off es abierta, eliminándose los sedimentos y el agua almacenada; intensificándose más aun la contaminación y adquiriendo el río un color anaranjado
La compañía minera Chinesco que compró la mina de Toromocho en 792 millones de dólares a la minera Copper que pagó 2 millones de dólares, ocasionará mayor contaminación al río Mantaro, a pesar que esta compañía dijo que ocasionará cero contaminación Esta mina tiene las reservas de minerales más elevadas del mundo; superan los 2 mil millones de toneladas de mineral principalmente cobre, molibdeno y plata; procesará por año 54 millones de toneladas por año, durante 33 años. Con esta contaminación colapsará el río Mantaro; contaminará el aire, suelos el agua subterránea y generará la lluvia ácida.
La muerte del río Mantaro y de su biodiversidad y alteraciones de los ecosistemas por la contaminación ha ocasionado la agonia de la cultura, identidad e historia wanca, que nacieron del río; para entenderlo hay que amarlo.
Dr. Godofredo Arauzo
Teléfono 064252052
E mails: godo_ara@hotmail.com
garauzo@email.com