jueves, 20 de marzo de 2008

Esto se pone débil

El torrente de acontecimientos que se han agolpado sobre nosotros durante los pasados 11 días nos han mantenido más alejados de lo habitual de este farandulero blog. Sin embargo, volvemos ahora con brío y desenfado para tratar de resumirles nuestrás últimas aventuras. Como se irán dando cuenta por la foto que funge de portada de este post, por acá la cosa se está poniendo débil. En lugar de dedicarnos a las sacrificadas pedaleadas diaras, con sus consabidos problemas logísticos, la sostenida incomodidad y los continuos dolores musculares, en estos días nos ha dado por andar turisteando durísimo por la impresionante ciudad del Cusco y sus alrededores. No es de admirar, pues, que comprar baratijas para adornarnos y para adornar a ciertos personajes quiteños que no se lo merecen ha sido una de las principales actividades de estos días.

Todo apuntaba hacia lo débil ya desde los días previos a la llegada a esta antigua ciudad de imperios y reyes. No bien salimos de Abancay, lo sinuoso y difícil de la larga cuesta, combinado con un exceso quién sabe qué tan saludable de hojas de coca, empezamos a desvariar en filosofadas mediocres, poesía de cafetín y reflexiones truchas acerca del tiempo, la muerte y otros menesteres por el estilo. De todo ello solo se recuerda un video bastante trolo en el que Guabas Turrón Landázuri profería perlas del tipo "el camino es una metáfora del tiempo" o "quisiera saber cuánto de esto quedará en nosotros", al tiempo que filmaba el paisaje y de cuando en cuando le hablaba a la lente.

Quien lo salvó de la locura filosófica fue nada más y nada menos que Marito, "la rata trepadora" (ya sabrán por qué...).

Más arriba, en medio de la tenaz subida, el resto del grupo trataba de mantener la mente sana en base a carbohidratos y dulces. Aún así, nadie en la siguiente foto parece mantenerse muy en sus cabales.

Pero el ascenso finalmente terminó, así como nuestras reservas de la hoja sagrada, y lo que nos esperaba al otro lado del lluvioso páramo (en cuyo paso se desató una sesión de blasfemias que por respeto no puede ser recordada aquí pero que quedará inscrita con letras de oro en la historia de la guasería más vil y desenfrenada) era un descenso hermosísimo y relajado en el pavimento.

Llegamos caída la noche a Curahuasi, de donde partimos al siguiente día para internarnos en el famoso Cañón del Apurímac. Hay quienes dicen que se trata del cañón más profundo del mundo, pero hemos visto ya algunos que reclaman el mismo título y francamente no sabríamos a quién darle la razón. Y francamente, también nos importa un carajo...

De todas formas, no tuvimos mayor oportunidad de internarnos en ese lugar. Poco después de cruzar el río empezamos otro largo y sinuoso ascenso hacia la población de Limatambo. Lo interesante de este trayecto, o más bien dicho lo "destacable", fue la forma como el dúo de ratas que sonríen en la foto adjunta se atrevieron a tomar la delantera. Rompiendo todas las reglas del juego, las alegres piltrafas Salvador y Loza hicieron gala de su sapería y subieron gran parte de esa nueva cuesta haciendo lo que más les gusta, o sea, AGARRADOS DEL TUBO. A ningún momento dudaban en aproximarse a cualquier camionero que pasaba y, usando dudosas técnicas de coqueteo, lograban que éste los remolcase. Los muy caraduras se soltaban metros antes de rebasar a alguno de sus sufridos compañeros y los rebasaban expresándoles frases del corte: "cansado, no?" o "dale, vago!". Helos aquí:

Por su parte, un personaje del ayer volvió a hacer mérito de presencia, mas no por sus logros deportivos, si no una vez más por su particular debilidad gastrointestinal. Hablamos, sin duda alguna, del mítico Urlin Sandro Kangás, alias el Mangle Vomitón, el mismo que hace ya tiempo, en jaranas singulares, dejó su huella imborrable en casa ajena. Luego durmió sobre ella (te acuerdas, Naco?).

El punto es que el Juan Fer se fue pedorreando en un taxi hasta el Cusco, y dejó a los 6 restantes (incluyendo a las ratas), pedaleando duro bajo la lluvia. El día lo salvó una humilde señora (Gloria), que nos ofreció su casa para que pernoctemos y hasta nos cocinó una buena merienda. Esto fue en la pequeña comunidad de Pampaconga, a unos 70 km del Cusco.

Así pues, al terminar la subida del siguiente día, nos internamos en una zona que por acá conocen como "pampas", es decir, planicies interandinas, con pequeños desniveles entre valle y valle, algo así como las hoyas y los nudos en el Ecuador, aunque más pequeños.

Finalmente, luego de un par de horas de pedalear en ese hermoso paisaje, con las bicicletas al borde del colapso y bastante agotados por el cansancio acumulado, alcanzamos nuestra segunda y muy ansiada segunda meta en este viaje: el Cusco, ciudad imperial.

Sobra decir que nuestra primera impresión de la ciudad fue impactante y de gran asombro. De hecho, no hemos dejado de estar sobrecogidos por la hermosura, la historia y el misterio de esta ciudad.

Postales de mi tierra: Los 6 pedalistas llegando y posando en la famosa Plaza de Armas del Cusco. Atrás, la Catedral.

Postales de mi tierra 2: la Iglesia de la Compañía de Jesús.

Postales de mi tierra 3: un anciano habitante de la ciudad imperial camina por una de sus callejuelas.

Postales de mi tierra 4: vista de la Catedral en vísperas de Semana Santa.

En fin, habría mucho qué decir y mostrar sobre esta ciudad. Tampoco es posible evitar la evidente comparación con Quito y su centro histórico, pero ese trabajo se lo dejaremos a otros más entendidos. Lo nuestro fue aprovechar el descanso para enardecer nuestros más bajos instintos.

En la siguiente gráfica, la rata Loza se despide del grupo con ingentes cantidades de alcohol en su sangre. La fiesta apoteósica y apoptósica continuó en el bar "Mithology" hasta altas horas de la madrugada. De todo ello poco puede decirse... porque poco nos acordamos.

No los entretendremos con más de la vida nocturna (los interesados que averiguen por su cuenta. Sigamos, más bien, con lo que sí se puede contar: el turismo.

Como buenos quiteños, empezamos meando en el muro. Nadie nos dijo que se trataba de la pared de un monumento milenario: Sacsayhuamán. El significado de esta palabra... lo desconocemos, pues existen tantas traducciones como guías de city tour. Y guías hay muchísimos en el Cusco...

Dedicamos varios días a pasearnos por la ciudad y las ruinas aledañas, pero todo eso, en lugar de permitirnos disfrutar de toda la inmensa riqueza arqueológica y cultural del Cusco, nos puso de mal humor y nos dejó un gusto amargo del turismo salvaje y masivo que se practica en este tipo de lugares. Acostumbrados a un turismo mucho más libre y auténtico, que era el que veníamos haciendo en nuestras bicicletas, el choque con el turismo predeterminado, "organizado" y simplón que manejan las agencias y los tours fue especialmente molesto para casi todo el grupo.

Además, no podemos pasar por alto el adebacle que significaron para nuestro presupuesto estos días de descanso y turismo en la capital histórica del Perú: gastamos casi la misma cantidad de dinero en aquí que en todos los dos meses que nos tomó venir.

No se engañen por las sonrisas de las siguientes fotos: sin querer desmerecer la magnitud de todo lo que hemos visto en estos días, queremos expresar nuestra decepción por todo este turismo "de cartón", excesivamente caro y elitista, que rodea al Cusco y sus ruinas.

Postales de mi tierra 5: turistas hipócritas sonríen. Lo que en verdad querían hacer era seguir meándole al muro.

Postales de mi tierra 6: Charly, la gringa más pero más sufrida del mundo, posa sonriente junto a la ciudadela de Pisaq.

Postales de mi tierra 7: No todos pudieron fingir la sonrisa luego de la visita a Ollantaytambo.

Algo que no dejó de sorprendernos, como a lo largo de todo nuestro viaje, fue la imponente presencia de la cordillera. La Carlita casi se muere cuando empezamos a ver los primeros glaciares y cerros que circundan al Cusco. De hecho, planea volver en julio para escalar algunos de ellos.

El paisaje del ocaso, mientras nos acercábamos al pueblo colonial de Chinchero, fue lo que más nos impresionó de todo el día de visita al Valle Sagrado:

Lo que sí no dejó nada que desear fue la impresionante visita a Machu Picchu. Casito que nos la perdemos, porque como verdaderos kamikazes latinos, la noche anterior no la dedicamos a descansar, sino a degustar variadas rondas de happy hours, muy comunes en la ciudad de Aguas Calientes. Lo que parecía ser una velada tranquila y de amistad, terminó en lo que siempre terminan este tipo de veladas: visitas a la licorería en la madrugada (auspiciadas por la policía local), parejas bajo los faroles, búsqueda y adquisición de sustancias sicotrópicas, amanecidas en la plaza (por incapacidad de retornar al hotel), etc.

Resultado: FIVE STILL ALIVE, ONE DRUNKEN DEATH RAT.

Pero bueno, ese tipo de detalles no nos interesan ni a nosotros ni a nuestra estimada audiencia, así que continuemos con la visita (de todas formas, no hay de qué preocuparse: la "drunken rat" Coral fue hallada sana y salva al siguiente día, al interior de la ciudadela de Machu Picchu).

Esta imponente (por decir lo menos) ciudad inca nos sacó a todos del chuchaqui y nos tuvo boquiabiertos durante las 5 o 6 escasas horas que duró la visita. La ciudad, que está literalmente en las nubes, apenas nos permite imaginarnos la forma en que fue construida y el tipo de vida que llevaban sus habitantes. A todos nos quedaron grandes interrogantes y reflexiones acerca de la vida americana precolombina y todo lo que ello significa aún en nuestra realidad presente.

Para no alargarnos el cuento, en el Cusco nos quedamos una semana entera. Algo de todo lo que ocurrió en esos días pueden apreciar en la ya habitual sección de imágenes de la vida cotidiana:

Escena 1: Estiramiento incaico muy común en la época imperial. Una minoría de estudiosos todavía dudan de que las puertas hayan sido concebidas para este propósito.

Escena 2: Como bien se sabe, un día de chuchaqui es un día perdido.

Escena 3: Confundido por la severa intoxicación, Mario no se da cuenta de que en realidad NO está triunfando.

Escena 4: Manon y Anita. Un par de alegres turistas que nos hicieron la vida más fácil. Ellas sí que triunfaron.

Escena 5: Un apacible paseo nocturno al pie de los muros cusqueños.

Escena 6: Los hinchas del Cienciano celebran la avasalladora victoria sobre el Sportin Cristal. Marito fungió como corresponsal de deportes.

Escena 7: ANOTHER DRUNKEN DEATH RAT.

Esena 8: Trovador de altura infiltrado en grupo folclórico busca hacer negocio en la cálida noche de Aguas Calientes.

Saludos y hasta la próxima.

3.358 kilómetros recorridos (hasta Cusco, donde este post debió haber sido publicado).

Sicuani, Perú, 20 de marzo 2008

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siendo Quito la "Cara de Dios", no caben comparaciones. Pero El Cusco es inolvidable y alucinante. La Plaza de Armas y las plazas "menores"; las iglesias, en especial la Catedral y la de la Compañía; las ruinas incas que se incorporan a la ciudad actual; todo es mágico. Lo mismo las ruinas incas de toda el área.
Comparto también sus opiniones sobre el turismo acartonado, simplista y superficial que se ha apoderado del Cusco y lo ha prostituido, como último escarnio (pero a la vez homenaje) a quienes hace más de medio milenio construyeron la ciudad imperial y se creyeron hijos del sol.

AAAbikers dijo...

Varios dias sin noticias del grupo nos tenía algo preocupados...

Nos alegramos de ver que efectivamente están cumpliendo los dos propósitos iniciales de la expedición. 1) Llegar a la meta y 2) disfrutar del camino.

Es muy común en las rutas de ciclismo el sindrome del medio-trayecto. Esa mezcla de satisfacción entre haber logrado ya la mitad del propósito y la visión de la lejana meta a una distancia similar a la recorrida... Haber llegado al Cuzco y a Machu Pichu, garantiza que se energizarán y cargarán las pilas como para llegar sin problemas a Mendoza.

Los mejores deseos como siempre, para que la aventura desde aquí depare para Ustedes solamente sorpresas agradables y que lo disfruten a lo bestia..

Siempre es bueno filosofar en el camino, pero no hay que exagerar...

Un saludo especial desde Quito.

F dijo...

drunk rats!

Anónimo dijo...

hasta que no aparezcan fotos de alguna drunken rat triunfando aquí no les creemos lo que es nada. ¿Farsantes?

Atte:
El Ave.

vamos ahí gusbas y cia.