lunes, 4 de febrero de 2008

No hay tentaciones en el desierto


Piura se portó algo reacia en darnos alojamiento. Se hizo rogar desde las 11 de la mañana hasta cerca de las 6 de la tarde, y eso que nos acompañaba un guía bombero muy sabido con el que visitamos toda opción posible: iglesias, policía, consulado, fundaciones, municipalidad, etc. Finalmente, Piura se compadeció de nosotros a través de un antiguo seminario salesiano, junto al templo María Auxiliadora. Gracias a la gentileza del padre José María Domenech, pudimos quedarnos dos noches en una cómoda habitación. Claro que nadie nos dijo que por la noche funcionaba en el lugar una noctura para fantasmas, lo cual nos tuvo blancos por una buena media hora. Luego ya nos hicimos panas.

Lo que hasta Piura habíamos creído que eran feroces desiertos resultaron ser tupidas y amables selvas en comparación con lo que se nos vino más al sur. Sechura: cerca de 200 km del lugar más plano, seco y vacío en el que hayamos estado.


Pedalear en contra del viento (era de calar antes que resulta más fácil viajar de sur a norte que de norte a sur) nos ha costado meñiscos y tendones. Pero tranquilos, que rodilleras y tobilleras IRON BODY nos tienen todavía pedaleando. Lo que no nos quita nada es la muda de piel que estamos sufriendo desde Sullana. Match point: debajo de la piel quemada no encontramos los broncíneos cuerpos esculurales que buscábamos, sino manchas deformes y bastante desagradables que en algo adornan nuestras flácidas pieles. Sin embargo, la morsa y la anguila seguirán desafiando las leyes de la naturaleza hasta conseguir su tan anhelado objetivo... o ser internados en SOLCA de por vida...

En el agobiante desierto de Sechura armamos nuestro primer camapamento del viaje, por casualidad en lo que al día siguiente nos dimos cuenta que era el lugar más desolado de todo el trayecto hasta Chiclayo. Logramos encontrar un par de pequeñas colinas de arena que sirvieron perfectamente para camuflarnos del tráfico de la panamericana. Así pasamos desapercibidos y sin ningún inconveniente (algo nos habían advertido de potenciales robos y prometedoras violaciones en medio de la ruta... ¿Nos salvamos?)


Por suerte encontramos un par de restaruantes perdidos en el camino, y en ellos pudimos aplacar la sed con algo mejor que nuestros hirvientes litros de agua, además de refugiarnos del solazo este que nos tiene a raya.


Al segundo día de esto, llegamos pidiendo perdón a la caótica y alborotada ciudad de Chiclayo. Si Talara era MAD MAX, esta era THE MATRIX pero en versión diabólica. Tanto alboroto y desorden nos aturdió rápidamente, por lo que estuvimos a punto de cejarnos e ir en busca de un hotel. A la larga, el cubano se puso fervorosamente ileven y consiguió espacio en el cuerpo de bomberos (es que al tipo le encanta el manguerazo). Otra vez recibimos un trato de reyes y dormimos plácidamente en las literas del cuarto de guardia nocturna. La Andre hasta recibió cuarto propio (se presume que con bombero incluido, pero no tenemos certeza de tal hecho).


El siguiente día fue de descanso, turismo y guakseo. Ya que Chiclayo estaba tan demente, nos fuimos para el vecino pueblo de Lambayeque, mucho más tranquilo y cuidado. Ahí visitamos el famosísimo y celebérrimo Museo de las Tumbas Reales del Señor de Sipán, un tipazo al que hace ya algún tiempo lo enterraron pero con toda la pompa imaginable: collares de spondylus, trajes elegantes, armaduras de cobre, diversos medallones y adornos de oro, tiaras, coronas, anillos, sandalias de plata, suspensorio de lapislázuli, tobillera real de seda de tigre (iron body mochica), careta de año viejo pero en versión imperial, guerrero guardián en traje de desfile, harto guaspete, comida pal chuchaqui, niño, llamas, perros y unos cuantos mofles. Hasta la mocita... En fin: modelo a seguir.

En Lambayeque comimos pato y tomamos cerveza Cuzqueña, la nueva vencedora por el momento del reñido concurso. También visitamos el centro de la ciudad, realmente encantador. Lo más divertido fue quizá una casona colonial que ostentaba, según los administradores, el balcón más largo de América del Sur (65 m). El lugar es administrado por la municipalidad y funciona como un taller de artes y danza para niños y jóvenes. Bien por Lambayeque.


De vuelta a Chiclayo una gran sorpresa: Guillermo Vega, "el caminante de la paz", nos esperaba en la estación de bomberos. Vestido de blanco y con un casco espacial hecho de lata, Guillermo lleva 4 meses caminando desde Medellín (Colombia), y piensa tomarse más de dos años para recorrer todos los países de Sudamérica a pie. Lleva un mensaje espiritual de paz y encima es un guaso divertido que nos tuvo riendo todo el tiempo que nos acompañó. Por casualidad habíamos encontrado a un amigo francés en Lambayeque (Damien Bedard), así que esa noche anduvimos en tour internacional por Chiclayo. Un buen recuerdo.


De nuevo en la ruta al día siguiente, salimos con rumbo a Pacasmayo, en el siguiente departamento peruano en dirección al sur, La Libertad. Ese fue un día especialmente calcinante, así que por primera vez desde el inicio del Proyecto Morsa no nos atrevimos a deambular desnudos por el mundo. Resulta que algo de vergüenza sí nos queda...

Como ya se está haciendo costumbre, viajamos algo más de 100 km ese día. El esquema parece repetirse y repetirse interminablemente: laaaaaargos desiertos abrumadores por lo vacíos y secos, seguidos de amplios valles cultivados de arroz y caña especialmente, muy verdes y poblados, creados en las cuencas de los ríos que bajan desde la sierra. Luego de pasar el hermoso valle de la zona de Chepén y la división que va hacia Cajamarca, volvimos a entrar en la región apocalíptica de MAD MAX, donde uno se siente transitar por una región devastada por una explosión atómica.

Así hasta Pacasmayo. La ciudad parecía ser otra colonia en marte, pero nos encontramos con la grata sorpresa de un puerto sumamente lindo, lleno de olas gigantes (paraíso del surf), un malecón muy pintoresco, lleno de turistas, y un largo muelle de madera que, junto con el atardecer, nos mostró un paisaje casi espiritual. SHA VAS...


En la estación de bomberos entramos casi como en nuestra propia casa. Nos dieron agua, camas, manguera (al cubano) y, como siempre, toda su amistad. ¡Qué lindo! Una comidaza que nos pegamos ese día...

Y bueno, ya nos vamos cansando, así que lo último va rápido: De Pacasmayo a Trujillo en otra etapa de calor endemoniado, viento en contra y la clásica alternancia entre desiertos y valles verdes. En Paiján, pueblo fiero y peligroso, la propia policía del Perú se nos acercó y nos advirtió del peligro de asaltos. De ahí en adelante, créanlo o no, fuimos escoltados por varios patrulleros en posta hasta la mismísima ciudad de Trujillo, esto es, más de 50 kilómetros con escolta personalizada. Ya dentro de Trujillo, hasta nos llamaban por los nombres desde sus altavoces para indicarnos la ruta que debíamos tomar. Somos lo que hay. AND PUANT!

Trujillo es quizá la ciudad más bella que hemos visto desde que salimos de Quito. Nos recibió el famosísimo Lucho Ramírez, administrador de la Casa del Ciclista, por donde han pasado centenares de ciclistas viajeros desde hace más de 10 años. Ya que no tenemos foto de él todavía, el relato de su recibimiento lo dejaremos para el siguiente post.
También se unió el Jose y estamos a la espera de la llegada de Urlin Sandro "el piquetero" Kangás, que en este momento viaja desde Quito para integrarse desde aquí a la pedaleada. Más noticas pronto, viteh?

Saludos desde el más allá.

Ah, por cierto, tuvimos la suerte de presenciar una descomunal batalla de guerreros chimu en la mismísima plazuela central del templo de Tshudi, en el corazón de la ciudad de Chan Chan. Fue brutal.

1.440 km recorridos

Trujillo, 4 de febrero 2008

7 comentarios:

Carla dijo...

genial chicos, me encanto mucho este capitulo de su trayecto, trataba de imaginarme todo segun la descripcion de ustedes, es genial, les envio una vibra positiva al maximo para que les siga yendo de maravilla como hasta ahora cuidense y hasta el proximo capitulo.

saluditos y cariñitos a ti mi Andre.
desde Suiza, Carla

Anónimo dijo...

Una bestia!!! Y al menos van mejorando las fotos... Guabitaaasss ai mis iu! Un abrazo y fuerza ahí!

Anónimo dijo...

que biene se post!!! asi da gusto!!!
ferviente admirador

Anónimo dijo...

Don piestroas: Vamos todavia carajo!!!

AAAbikers dijo...

Buenisimo, excelente redacción..

Yo creo que al final del viaje esto termina en una novela digna de publicarse..

Los mejores deseos para todos ustedes en el trayecto.

Gracias por compartir con nosotros esta aventura.

Unknown dijo...

Que emoción de viaje, los felicito ampliamente. Sigan así chicos!!! recogiendo increibles y enriquecedoras experiencias. Bien por todos.

Un abrazo Andre,
f: Kari

Cubano dijo...

que genial man.. obvio no me lo dijo mi hna.. sino me enteré por el Ramiro!... pero te felicito David Coral!!.. me parece genial..!! mejor que cualquier cosa de esas de Natgeo o Travel and Living... espero que les siga yendo bien... y te mando toda la fuerza del choripan!!... con chimi!..obvio!!... infaltable!! desde acá BUenos AIres!!... donde la paso bomba!...


Jorge Isaac
Cubano