lunes, 25 de enero de 2010

Una ciudad en las montañas

Mérida, a sus 1.600 msnm, es el corazón de los Andes venezolanos. En torno a ella se elevan todos los picos más elevados del país (algunos de los cuales alcanzan casi los 5.000 msnm) y los últimos glaciares que sobreviven hasta ahora en el pedazo venezolano de la cordillera. Es, además, la capital del estado central de los tres que se consideran andinos en este país: Táchira, Mérida y Trujillo, lo cual la convierte en el centro nacional de los deportes de aventura y exploración, además de la cuna de los ciclistas y cicloturistas más fuertes de este rincón del mundo.

Para llegar a este punto clave recorrí cuatro jornadas desde Cúcuta. Atravezar la frontera fue bastante fácil. En el lado colombiano no tuve que hacer cola y en el venezolano apenas tuve que esperar un par de minutos. Esperaba más complicaciones de la que había oído llamar "zona de frontera más activa de Sudamérica", pero parece que nada del pesado tráfico que pasa constantemente sobre el Puente Internacional Simón Bolívar requiere sellar sus papeles en las oficinas de migración. A pesar de que cuando había llegado a Cúcuta solo pensaba en descansar y que había decidido cruzar la frontera para pasar un día de vago del otro lado, terminé por cambiar mis planes bruscamente y ese mismo día avancé unos 60 km hasta San Cristóbal, capital del Estado Táchira. Sin esperar más, pensé que sería mejor olvidar mi día libre y continuar durante tres días más hasta Mérida para ahí tener un descanso más largo.

Como muchas otras, la ciudad de San Cristóbal iniciaba sus ferias justamente cuando yo llegaba a visitarla. Las calles andaban alborotadas y calientes, aunque los continuos y desorganizados apagones eléctricos en los que anda sumida Venezuela creaban (y crean) bastante desconcierto y malestar entre los ciudadanos. No tuve muchos ánimos para buscar bochinche, así que me limité a hacer los trámites habituales que se requieren para familiarizarme con el nuevo país: averiguar precios y divisas, reportarme con Quito (y con el austro, je), comprar una línea telefónica local (0414 720-0487, pa los que quieran llamar a insultar), preguntar rutas y distancias a la gente, sondear el carácter de policias, bomberos y demás, etc.

Al siguiente día salí bastante desorientado en busca de la ruta a Mérida. La gente me hablaba de muchas vías distintas y el mapa que había conseguido era muy malo. Avancé con dudas y continuas paradas hasta finalmente decidirme por el camino más transitado (la panamericana), aunque aparentemente también el más largo. Por horas pedalée directamente hacia el norte, en lugar del este o noreste hacia donde quedaba Mérida, y, tras un ascenso largo y una zona de altibajos más o menos prolongada, terminé por descender hasta los llanos que bordean la cordillera por el flanco nor-occidental y avanzar por extensas planicies muy calurosas.

La vegetación de ese día se transformó y pronto estuve en un ambiente de costa pantanoso y húmedo (a pesar de que no ha llovido en meses, según me dicen) donde los habituales cadáveres que pueblan este tipo de vías empezaron a volverse más y más peculiares.

Una jornada de 150 kilómetros me dejó rendido en la población de La Tendida. Durante el camino conversé con mucha gente y me fui empapando del caracter conversón, malhablado y tremendamente generoso del venezolano. Una señora muy humilde no quiso cobrarme por un almuerzo y tuve que insistir mucho para que acepte un pago casi simbólico, varios "jugeros" me regalaron vasos de naranjada y panelón (jugo de caña con limón), otros tantos conversaron conmigo y todos se demoraban mucho en darme su apreciación de la ruta, explicarme cada desnivel y aprovechar el momento para alabar o insultar a Chávez. Por la noche, en una pantalla gigante instalada en plena carretera, pude ver el primer juego de la serie entre los Leones de Caracas y los Navegantes de Magallanes (de Valencia), dos archi-rivales del béisbol venezolano que este año protagonizan la gran final.

Dos días más y estuve en Mérida, tras volver a subir a la cordillera desde un mínimo de 120 msnm, en la zona de Coloncito, pasando junto a varios puentes rotos y por caminos muy "curvosos", que, en jerga local, según voy entendiendo, quiere decir "de subida". Para ascender nuevamente a las montañas abandoné la carretera panamericana y pasé por los municipios de Zea, Tovar y Santa Cruz de Mora, entre otros. En este último, pasé una noche.

Cuando finalmente entraba a Mérida mi cabeza iba volando en cálculos sobre el tiempo que me tomaría en llegar a Caracas (uf, estoy mucho más lejos de lo que pensé) y bastante fastidiada por el tráfico y el sol. En cierto momento mi odómetro dejó de funcionar, así que me detuve para tratar de averiguar el problema (soy tan freak con esto de los datitos que me muero de iras cada que pierdo información de distancias, velocidades, tiempo o alturas).
Estaba tratando de cambiar las pilas del sensor cuando se detuvo un motociclista a mi lado y me preguntó de dónde venía. Como andaba malgenio, debo confesar que en un principio el encuentro me fastidió. Saludé y empecé a responder lo de siempre: "Vengo de Ecuador, he viajado casi dos meses, voy rumbo a Caracas y luego quizá al Brasil, etc. etc. etc." No me provocaba alargar la conversación, pero el hombre me dijo que él también había viajado y que podía recibirme. Claro, mi cara se iluminó.

Todo lo que ha venido después de ese encuentro ha sido abrumador. Un grupo fenomenal de gente me ha abierto las puertas de sus vidas aquí en Mérida y me ha cuidado y protegido durante dos días de descanso. Hemos salido de caminatas de montaña, he asistido a una "paradura del niño" (algo equivalente a nuestro pase del niño), he comido como loco (casi todo gratis), he conocido a un montón de gente que me ha contado de sus vidas y me ha cargado de consejos e incluso he recibido dinero en efectivo. Un señor colombiano movió sus contactos y me paseó por las casas y negocios de un gran número de personas de la colonia ecuatoriana residente en Mérida, que es grandísima. Ellos (todos sin conocerme, y algunos incluso sin llegar a verme nunca) organizaron una colecta y terminaron por regalarme 700.000 bolívares, que es más de 150 dólares.

Neudy, quien dirige la Funda-Eventos, la organización que me está hospedando, ha viajado en bicicleta por Venezuela, Colombia, Ecuador, México, toda Centroamérica, Brasil y más. Sus contactos y consejos me han servido muchísimo y han llenado mi tanque de ánimos para, como dicen aquí, "echarle bola".

No sé ni por dónde empezar a agradecer todo esto. He estado tan torpe con la cámara que casi no tengo fotografías de la gente con la que he pasado aquí (ojalá mañana no esté tan gil y pueda poner algo en el siguiente post). Si bien es un gesto prácticamente inútil, quiero anotar aquí mis sinceros sentimientos de gratitud a Neudy Monsalve y su familia (su hermano Manjerry fue quien me encontró), Marco Morales (el amigo colombiano), Rhadamés Barroeto (un divertidísimo y excelente scout de quien me hice rápidamente amigo) y toda la comunidad ecuatoriana de Mérida, en especial a Fabián Sánchez y sus hermanos, Carlos Quinche, Humberto Lema Conejo, el sr. Alfonso, el sr. Marcelo y muchísimos más de quienes lamentablemente no pude anotar sus nombres.

Y ustedes, por último, tendrán que disculpar este post corto y aburrido, pero apenas he tenido tiempo para revisar fotos o conectarme al Internet.

Se vienen, además, días de marcha forzada hacia Caracas. Ya sabrán por qué.

Mérida, Venezuela, lunes 25 de enero de 2010.

2.495 kilómetros recorridos.

12 comentarios:

AAAbikers dijo...

"tu es bon avec le gens, le gens est bons avec vous"

Y por aca seguimos aprendiendo de tu viaje...

Hágale Guabas... hágale..

Te mandamos puras buenas energías...

ƒriandise dijo...

uyj que denso ese caminito oye! y ese trailer vuelto mierr. bisous gubitas ;) sigue ahi muah!

MISUNDOSTRES dijo...

Querido Guabas!
Oye, pucha! si la gente hablara mas entre ella tal vez nos iría mejor en este mundo. Pero sin embargo lo que nos cuentas es lindo, porque nos dice que aun somos capaces de encontrarnos y darnos la mano unos con otros, y la verdad es que eso vale un viaje lleno de esfuerzo hasta el fin del mundo!
Pero tranquilo usted llegue a donde "bien pueda" que habrán quienes tomen la posta y sigan contando cosas tan bonitas como las que cuentas!
un abrazototote y fuerza ahi!

Anónimo dijo...

Fuerza, constancia y la ayuda de tantas buenas gentes: con eso pudedes llegar al fin del mundo.

Un abrazo para ti y para la patria de Bolìvar, que nunca he visitado y de la que ni siquiera tengo un buen mapa que me permita seguirte con el detalle que me gustaría.

CLC

GuaMBRa CaRiSHiNa dijo...

Guabitas!! Te admiro y me alegra un montón el que te encuentres con gente tan cálida en el camino!! Me conmovió y emocionó mucho, como todas tus aventuras aquí relatadas! Ánimos, mucha fuerza y que tu energía jamás se apague! Un abrazote.
ToSCaNiNi.

Juaverss dijo...

Guabeiro, sigo creyendo que a más de tener la buena estrella, sobre todo tienes siempre la actitud correcta y precisa ante la vida!!! Abrazote!!! y ánimo más ánimo tenemos que ganar! jiji!

-JAD- dijo...

Pero qué bestia, uno pestañea y ya estás en Mérida... la única ciudad en la que conocí algo que se acerque al frío por allá, creo... aunque después (no sé si vas por esa ruta, me parece que había una que subía menos) pasas unos páramos antes de llegar a Nikitao, Boconó, en fin.

"Échale bola, chamo"

¿Qué tal la jerga local? ¿Ya sabes lo que significa caraota, parchita, patilla, lechosa, cambur, franela, catira? Avisa cuando pases por Barinas y por Barinitas... la foto del caimán da un cierto recelo, por suerte le pasó un camión por encima y no un ciclista distraído (pobrecito igual)

Bueno, qué bacán todo, qué gusto irse enterando del viaje. Sólo ten cuidado con la pana.

-José Antonio-

Andre dijo...

oe!! me acabo de mandar un maratón de todas las historias.. lagrimas y mil sonrisas salieron!! de aqui en adelante serán constantes mis visitas. Me encanta la amabilidad que has recibido de la gente y la que has brindado también... pocos pueden dar tanto como tu das y como te han dado. Hermosos paisajes, historias y la gente es lo mejor! fuuul fuerza!! con esa estrella que viaja contigo todo va a ir excelente!!!

besitooos!
Andrea

sara dijo...

Epa! Guabitas uno recibe lo que merece y claro vos has demostrado merecer full cosas cheveres.. me alegra muchisisisisisimo que estés ahí sin parar y con ganas... te mando full cariño desde aca!

Unknown dijo...

Sólo tenía noticias tuyas por Fanny, acabo de descubrir tu blog porque el Pablo me contó que estabas escribiendo. ¡Me impresionas! Tu relato me tiene en un va y viene entre "¡Qué no daría por estar en el pellejo del Andrés!" y "¡Qué loco este man, yo ni loco haría eso!" Un gran abrazo con muuuuuuucha admiración, respeto y envidia, en parte por la proeza física pero mucho más por la espiritual. Pedalea no más, somos hartos los que vamos en tu bicicleta ¡ÑEQUE!

Anónimo dijo...

Chevere pana que ya estes por allá, sigue dándole fuerte al pedal, oye pondrás fotos de las venezolanas jaja,


Samir..

Fusser dijo...

Oye loco, qué vacán revisar tu blog y toparme con tu loca aventura.

Cuando regreses a Ecuador tienes que hacerte un gira nacional contándo al gente esa locura de viajar

de una forma no convencional. Pues yo he recorrido algunos sitios de El Oro Loja y Azuay en vici

y la dejé abandonada en Machala para venir a estudiar en Cuenca, pero después de leer tus quijotadas

me han entrado unas ganas locas de volver a ver mi vici.

Espero que te vaya revacán en todo y en especial con tu salud.

Cuando estes en Ecuador harás una muestra de tus fotografías y desde ya cuanta con la sala "Norgen Ordóñez" de teatro "El Telón" en Machala. Mi corro es: circulodepoetaslocosporlapoesia@hotmail.com

Estamos en contacto locooooooooooooo.