sábado, 2 de enero de 2010

Año Nuevo en Medellín. Sherpa descansa

Seguramente esta entrada decepcionará a los aguerridos que esperaban encontrar las aventuras por el paso de la cordillera central y la aproximación a Bogotá. Lo cierto es que, desde la última vez que puse algo aquí, solamente he pedaleado un día (aunque fue uno largo y cansadísimo de más de 120 km). Todos los demás los he pasado en estado de relax y descansando muy al estilo de un gringo turista adinerado.

De Bugalagrande, en pleno Valle del Cauca y en donde escribí el último post antes de pasar la noche en una bodega llena de cucarachas y goteras, tomé rumbo hacia el llamado "eje cafetero", compuesto por las regiones de Caldas, Risaralda y Quindío, y sus respectivas capitales de Manizales, Pereira y Armenia. Apenas empecé a alejarme del enorme valle que había recorrido desde antes de llegar a Cali, tuve ante mí las estribaciones de la cordillera central y una región sumamente pintoresca y agradable. De ese día recuerdo especialmente un par de largas conversaciones con ciclistas locales que se acercaban en la ruta y ma acompañaban largos trechos en los que yo sentía que no podía parar "para no quedar mal", y por ende terminaba cansadazo.

Llegué a Armenia a eso de la una de la tarde, y decidí continuar ese mismo día hasta Pereira (unos 40 km más) con la idea de tratar de encontrar a los JOPUS, grupo de amigos de mi familia que andaba paseando por el eje cafetero en los mismos días en que yo llegaba. El chistecito me resultó sumamente cansado, pero una larga bajada al final de la tarde me llevó directo a la capital de Risaralda aún con bastante luz disponible. Ni bomberos, ni policía, ni defensa civil accedió a recibirme, así que busqué un cuartucho por 10.000 pesos (uno de esos en los que te preguntan siempre si vas para pasar la noche o solamente "por el momento"). Todas las paredes de mi cuarto estaban adornados con bellísimas frases del tipo: "Haqui nos amamos ardientemente y con pacion", o "Wilder eres un papasito, ojala te pueda conoser mejor", etc.

Al pie del famoso Bolívar desnudo de Pereira pude finalmente hablar con mis padres y sus amigos para enterarme que ellos irían a la mañana siguiente a Armenia, ciudad en la que yo no me quedé justamente por tratar de encontrarlos. Organizamos un encuentro para el siguiente día en Dos Quebradas, municipio aledaño a Pereira por el que ellos pasarían en su camino a Quimbaya (otro municipio, éste de Quindío), para pasar unos días conociendo las maravillas de la zona.

Eso fue lo que pasó. Estuve esperando por casi una hora en una plazoleta de Dos Quebradas con la compañía de Orlando García, un ciclista local que conversó conmigo y afirmó decididamente que me acompañaría en el camino hacia Bogotá. Aún no recibo su llamada.

Luego del ecuentro con los JOPUS, empecé una gira turística que se fue alargando durante días por la zona de producción cafetera más importante de Colombia.

Lo que inició en Salento y prosiguió en Quimbaya y el Parque Nacional del Café (todos lugares en Quindío), se prolongó hacia la enorme Medellín, mucho más al norte y algo así como 250 kilómetros fuera de mi ruta. Todo ese tiempo la bici pasó entre bodegas y buses. Y para mí todo fue distinto: dormir en camas, comer "bien", pasear relajadamente, gastar mucho dinero, conversar... El diario estuvo abandonado hasta hoy por la tarde. En muchas ocasiones me asombré al recordar que en realidad estaba viajando en bicicleta, y que en pocos días estaría de vuelta sobre los pedales.

Decidí aprovechar lo máximo posible la presencia de mis padres (que me costeaban todo, je) y algunos buenos amigos para justamente olvidarme de lo que estaba haciendo. No ir a conocer la segunda ciudad colombiana en tamaño y una de las urbes importantes de nuestro continente hubiese sido un lamentable error, más aún con todo lo que Medellín esconde y tiene para ofrecer.

Por ejemplo, la ciudad dispone de un novedoso sistema de transporte público articulado en torno a una línea central de metro (no subterráneo) del cual se desprenden algunas ramas que se elevan a las barriadas pobres de las lomas. Medellín es muy irregular, y las casas más elevadas (y alejadas del centro) presentan un desnivel enorme en relación al valle principal (desnivel mucho mayor que el de Quito, por ejemplo). Eso llevó a que los barrios marginales se convirtiesen por muchos años en verdaderas comunidades ailsadas y privadas de todo servicio. El asunto se tornó crítico hasta convertir a Medellín en la ciudad más violenta de Colombia y una de las más conflictivas del continente entero. Una de las soluciones propuestas fue justamente el sistema del Metro, el cual incluye teleféricos que suben hacia las lomas con paradas periódicas. El sistema es rápido y bueno, e incluye, además del transporte masivo, elementos como un gran centro cultural en la barriada y gran cantidad de plazas ornamentales y demás espacios públicos. Así, con comunicación, transporte, lugares emblemáticos y sitios de reunión, las comunidades pobres de la ciudad han elevado su autoestima y reconocimiento propio. El índice de violencia ha caído radicalmente y, hoy por hoy, la ciudad expresa gran energía, empuje, alegría e inclusive seguridad. Lo de los teleféricos, por otro lado, es una idea digna de copiarse en Quito.

La ciudad de Botero nos recibió con sus clásicas esculturas gordas. Mi hermano decía que eso resulta arte en Colombia porque contrasta con la realidad de la gente. No voy a decir mucho para que no me hablen (je je), pero que quede claro que acá la competencia con Cali es reñidísima. Entre los entendidos nos la pasamos una gran parte del tiempo dando "mazazos" imaginarios, técnica de conquista cavernícola que, de haber sido aplicada verdaderamente, hubiese sido infalible.


Finalizado el 2009, los punteros del Big Tazón pasaron largas horas en discusiones sin término tratando de solucionar el problema complejo del doble empate. La ciudad no dejaba de darnos ideas, pero a fin de cuentas las cosas quedaron en el aire y nosotros nos quedamos solamente con la discusión planteada. Como siempre, faltaron puntos, y al parecer ambos líderes andan con el corazón lo suficientemente comprometido como para no poder ni querer ocuparse del asunto. No hay más que resignarse, a menos que se encuentren noticias sorpresivas en el retorno a Quito (Juaver ya va en camino para iniciar el proceso de evaluación, certificación y adjudicación de premios). Y bueno, acabemos ya con este párrafo enigmático (solo para entendidos) con una imagen que ilustre un momento de debate entre la mesa directiva. La copa Tony the Tiger queda sin dueño.

Por otro lado, aproveché el largo descanso para arreglar un grave problema con Sherpa. Una antigua rajadura en la boca del asiento se había reactivado desde mi paso por Cali y amenazaba con prolongarse y dejar inutilizado el cuadro, con lo cual toda la travesía entraba en la cuerda floja. En Medellín hice que le pongan una tremenda soldadura de aluminio a la quebradura. Parece bastante sólido, pero habrá que ver cómo responde.

Por último, me despido con la promesa de retomar la marcha y no convertir a este blog de aventuras a pedales en la mera exhibición de lo que hace un turista dando vueltas. Para ello me acompaña un nuevo elixir milagroso. El Filú (otro pana que estuvo por aquí en estos días), escondió en mi equipaje una pequeña botella que había dado bastante de qué hablar los pasados días. Directamente importado de lo profundo del Viejo Continente, un alcohol de 80 grados me acompañará en los siguientes días. Según afirma la parte de atrás de la botella, unas cuantas gotas aplicadas directamente en la vena pueden solucionar prácticamente cualquier problema, desde calambres hasta mal de amores. No creo que con esto tenga problemas para (esta vez sí) cruzar la coordillera.

Ahora que me he separado nuevamente de mis familiares y amigos, he vuelto en bus a Pereira para retomar el periplo ciclístico en donde lo había dejado. Mañana emprendo para Manizales y luego tendré que atravezar la coordillera central. De la famosa subida de "La Línea", que había anunciado en el anterior post, olvídense. El cambio de ruta que hice para encontrar a mis padres me obliga a abandonar ese plan y recorrer otra carretera un poco más al norte. En otras palabras, me ahuevé, je je...

De todas formas tendré que cruzar las montañas para abandonar definitivamente la cuenca del Cauca y pasar a la otra gran cuenca colombiana de los Andes: la del Magdalena.

De eso tendrán noticia en unos días.

Feliz año para todos!

Pereira, Colombia, sábado 2 de enero de 2010.

1.074 kilómetros recorridos.

7 comentarios:

cuenqui dijo...

feliz añooo...mi amorrrrr...ya peinaraste poquito, q me asuste con la ultima foto, bueno afro y todo me gustas je. felicitaciones por los 1.074 km recorridos en el 2009, que vengan muchos mas llenos de esfuerzo y aventura...muaaa :)
cuenqui

sara dijo...

Ay! Guabitas tanto que contarte que mejor ni te cuento!!! bueno suerte en la cicleada 2010 mucha buena energìa y un abrazo enoooorme!!
sarita

Anónimo dijo...

¡Feliz año para ti también, Andrés, y buena pedaleada!

Como se ve, este viaje "en solitario" resultó casi en jorga o en familia: en muchos de los parajes por los que vas pasando encuentras familiares, amigos y hasta remedios tradicionales franceses traidos desde el Viejo Mundo por personas tan queridas.

Es cierto que todavía no te lanzas a cruzar la cordillera occidental colombiana, pero eso no debe llamar a nadie a engaño, porque los territorios del sur de Colombia (departamentos de Nariño y Cauca) como los que has atravesado de la tierra Paisa (Quindío, Risaralda y Caldas) tienen un relieve muy complicado, con desniveles notables, superables solo por ciclistas recios. Solo el Valle del Cauca es en su mayor parte una gran planicie.

En fin, ya que finalmente conseguí un buen mapa de Colombia, te seguiremos trecho a trecho, por cuestas, bajadas y valles, deseándote lo mejor de lo mejor.

Un abrazo,

CLC

AAAbikers dijo...

Suerte Andres en tu periplo !!

Estamos siguiendo atentamente tu diario...

Esperamos que esa soldadura en tu cuadro aguante todo el viaje...

Mucha suerte !!

io dijo...

ooo q bien q ya vayas encaminadito, y ahora hacia donde vas? porq por bogota no pasaste cierto?? pero bue medellin es bieeeen bacan, q bueno q hayas parado por ahi =) un abracito!

GuaMBRa CaRiSHiNa dijo...

Feliz año Guabitas!! Vamo'ahí con toda la fuerza a seguir pedaleando! Un abrazote. ToSCaNiNi.

Unknown dijo...

Buena, bestia. Qué envidia se siente por lo que cuentas.
Mira, estoy en Pasto con la Mica, disfrutando de los carnavales de Negros y Blacos, una salvajada descomunal digna de ser copiada. Ayer vimos a Lizandro Meza en concierto.
Hoy teníamos que volver a Quito pero, chuta, ayer nos pasamos de copas y hemos decidido esperar un día más.
Aquí le conocí, de purísima casualidad, a la Catalina, que nos contó que te dio el contacto del pana argentino en Popayán.
Bueno, suerte en tu periplo y no dejes de beber.
Ah, discrepo: las colombianas no están como quieren; están como queremos.
Qoral