lunes, 2 de junio de 2008

Guabas 2 - Chile 0

Mi última semana laboral, de seis largos y fatigantes días, me ha dejado verdaderamente extenuado. Santiago-Rancagua-Curicó-Linares-Cabrero-Victoria-Temuco. Poco más de 700 kilómetros de puro pedalear y pedalear sin tregua, tiritando en medio de un frío agobiante, enloqueciendo de a poquito por la soledad y temeroso por la constante amenaza de las lluvias y los vendavales. En pocas palabras, la semana ha sido una bestia.

Pal frío no ha habido más que acostumbrarse. A diario me visto como esquimal y salgo a pedalear lenta y tranquilamente, con la cabeza gacha y resoplando vapor como un jugador de hockey. Por momentos mi chompa empieza a cubrirse de hielo, lo cual supongo que indica que el viento produce una sensación térmica inferior a los cero grados. Resulta, entonces, que no debo parar para descansar, sino para calentarme, por ilógico que eso suene.

A lado y lado de la carretera me han acompañado paisajes muy limitados y brumosos, al menos durante los primeros días de esta etapa. Si no fuese por los chispazos que a ratos me regalaba el sol y por los parajes hermosísimos que se descubrían en esos breves lapsos, casi no podría decir que conozco esta región de Sudamérica. O bueno, la conozco así: oculta por una neblina eterna, silenciosa por el letargo del viento, distante y sosegada por el frío que no amaina.

El colmo del asunto es que todos los pronósticos decían que lunes y martes de esta semana llovería a cántaros sobre toda la región. Según mis cálculos, yo tendría que pedalear justamente esos dos días para llegar a Temuco (donde estoy ahora) y con ello ganarme un día o dos de descanso merecido. Conforme avanzaba, lo único molesto seguía siendo el frío (a lo cual ya me he acostumbrado bien o mal), pero la amenaza del agua me tenía contínuamente preocupado y, francamente, lleno de miedo.

Conforme las amenazas se volvían más serias y el frío me hacía pensar que bajo lluvia la pedaleada sería sencillamente imposible, llegué al punto de tomar una decisión extrema: tenía que ahorrar tiempo de alguna manera para evitar por lo menos el segundo día de lluvia (el primero podría bancármelo con la promesa de que esa noche, ya en Temuco, me pondría a buen resguardo y tendría ropa seca). Y para ahorrar tiempo, lo único posible era muy obvio: tenía que ir más rápido.

Luego de tres primeros días de los que ya he dicho algo en el último post, salí de Linares con la vaga idea de vencer a mis dos enemigos (el tiempo y la lluvia) con el sencillo método de pedalear más y descansar menos. En eso el frío y la neblina hasta ayudaron, porque detenerme por más de 10 minutos significaba empezar a congelarme y no había mayor cosa que ver o fotografíar en medio de ese ambiente eternamente blanco.

A pesar de que fui cazando momentos de luz y que, conforme avanzaba hacia el sur, el sol se mostró más benevolente y amigable en lugar de menos, como yo esperaba (las fotos que ven en esta ocasión son el resultado de ambas cosas), casi no tuve tiempo para detenerme o pasar el rato en los habituales reposos de café, dulces, cháchara y fotografías.

El resultado de esa nueva estrategia fueron dos días que hasta hace poco no me hubiese creído capaz de lograr: 170 kilómetros de Linares a Cabrero y otros tantos de Cabrero a Victoria, ambos días con un total de más de 9 horas de pedaleo efectivo (es decir, de tiempo en el que la rueda estuvo en movimiento). No sé qué opine un ciclista profesional de estos datos, pero para mí es un récord enorme que me hace darme cuenta de lo mucho que me he fortalecido en estos meses. Si bien llegué con la lengua afuera en ambas ocasiones, lo que me detuvo fue la llegada de la noche, no la fatiga física. Y eso que a Victoria, de hecho, llegué ya en completa oscuridad.

Con un último día asombrosamente fácil (gracias a la ayuda de un viento a favor que bien me hubiera servido en las jornadas previas), llegué a Temuco completamente seco y con un día de anticipación a lo planeado: dos victorias decisivas en mi carrera al sur y dos golazos definitivos a la cerrada defensa que me oponía el sur de Chile. Podría atribuirle un gol a mi "rival" por el hecho de que a punte de niebla me ha dejado sin poder ver gran cosa en estos días, pero actitud tan vil la considero off-side, y eso no cuenta.

La pequeña ciudad de Victoria anticipó con su nombre mi entrada a Temuco. No sé si sería por eso o por lo hermoso que me resultó pedalear aquel día (el sol se puso las pilas y a los años me dejó andar mostrando los brazos por la carretera), pero luego de llegar e instalarme en el cuartel de bomberos (de nuevo esos grandes han sido mi salvación en muchas noches), salí a festejar mediante la ingesta de una pizza familiar y un litro de cerveza. Apenas me tragué el último pedazo con una voracidad asombrosa hasta para mí mismo, ya estaba viendo en la carta qué más pedir, pero la mirada consternada de la dependienta me provocó algo de vergüenza, por lo que me fui al supermercado de la esquina para terminar mi cena troglodita con medio litro de leche chocolatada y un paquete jumbo de choco chips... Habrá que culparle al frío y la quema de calorías... Yo por mí me repetía la dosis ese mismo rato!

En Temuco he cometido el pecado de pagar por un hostal. Los bomberos andaban algo reacios y yo andaba demasiado hambriento y agotado para insistir. Sobra decir que este día de descanso lo pasé durmiendo hasta hace poco. Y luego de esto vuelvo a lo mismo.

Si la lluvia no insiste en hacerme la contra, un futuro prometedor de montañas, lagos formidables y un nuevo paso de la cordillera empieza el día de mañana. Estoy a apenas una semana de pedaleo de Bariloche.

Empiezo a sentirme triste por ese día final que ahora sí se viene en serio.

Escenitas y carteles:

Escena 1:
-¿Conocei shile, hue'on?
-Bastante: Como 800 kilómetros de la carretera central y los 20 o 25 metros que están a cada lado...

Escena 2: Siglos y siglos la humanidad ha estado buscándola (¿o solamente pretendía?)... Yo estuve a 500 metros.

Escena 3a: La foto después del primer día de 170 km.

Escena 3b: La foto después del segundo día de 170 km.

Escena 4: Y yo que juraba estar en Chile.

Escena 5: Esta me la tomaron cuando les fui a acolitar a mis panas bomberos en un "día de descanso".

8.069 km recorridos.

Temuco, Chile, martes 3 de julio 2008

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ya casi lo logras! ¡Qué bien! Y en San Carlos de Beriloche si hemos estado, por lo cual, con nuestro recuerdo, te estaremos esperando allí.

¡Ánimo, fuerza y buen juicio!

CLC

AAAbikers dijo...

Que bien Guabas..

Cada post nos sentimos mas orgullosos de la madera con la cual estas hecho.. Gabrielino y ademas de los duros "puro ñeque.."

Desde acá te mandamos todas las mejores energías para que completes tu sueño..

Te esperaremos con la pizza que no pudiste comerte, un buen hornado, leche chocolatada, un barril de cerveza y un Jumbo de Chocochips.. ja ja .. Para el desayuno !!

Suerte y viento a favor son nuestros deseos desde Quito

Anónimo dijo...

No sé si sea "off side" hacer dos comentarios en el mismo capítulo de la telenovela, pero te diré que al oirte de esas hambres tremendas me acordé de la vez que estuve a punto de coronar el Cayambe (aunque no lo logramos...) Fue un día durísimo, que comenzó a la media noche, en que el viento sopló constantemente, trayendo consigo unas agujitas de hielo que parecían querer clavarse en la cara. Ya al regreso, un compañero de cordada se sintió mal y paramos para que tomara un antiácido. De pronto mi cansancio se transformó en un hambre terrible. Me atraganté con lo que pude, especialmente pedazos de chocolate endurecidos por el frío, hasta que tuve que detenerme por el dolor de las mandíbulas... Pero inmediatamente después el calor me regresó al cuerpo y me sentí con fuerzas renovadas...

Te envío un fuerte abrazo,

CLC

Anónimo dijo...

Sos grande, puto!

Conejo

Anónimo dijo...

Ser admirable: Solo te digo que te alejes un poco de las estufas esas que vas a terminar cocinado y seguro habrá quien te deguste!!! VAMOOOOOOSS LOCO! un abracete.

Anónimo dijo...

Q bien saber de ti Guabitas! Dale, fuerzas q ya hiciste lo mas dificil. Desde el Ecuador (tu tierra querida) te mando todas las buenas energias.

Clau! =)

F dijo...

Guapeton, cuando llegues a bariloche ponte salsa con un life style exótico, alquilate un cuarto en un hotel 5 estrellas, quesitos y vinos, unos masajes en spa y esas huevadas...Q PEREZA!! jejeje

ya mismo ya mismoooo,

Anónimo dijo...

ya va la negra pilla...
si si un motelazo con tooos los servicios!!!!
TIRA LA CASA POR LA VENTANA!!!!
AHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!
M

Anónimo dijo...

Eso de "la casa por la ventana", está de más... confórmate con eso de "tira..."
Chuccha, todo me toca darles pensando...
Coral