En fin, nada queda sino continuar viajando lo más rápido posible, y eso es lo que hemos hecho. Ya andamos a más de 700 kilómetros de Potosí, lugar de nuestro último reporte. Desde esa ciudad avanzamos sin tregua a lo largo de cuatro jornadas matadoras (Vitichi - Cotagaita - Tupiza - Villazón) en las que volvimos a encontrarnos con nuestro viejo amigo el lastre y con él recordamos las más duras calamidades del Perú.
El resto seguimos moqueando hasta ahora...
El paso de la frontera fue guasazo. Un chapa boliviano hasta trató de sacarnos coima alegando infracciones de tránsito de dudosa legitimidad. Por suerte somos sapos bien sabidos y no nos dejamos robar, pero todo el asunto, sumado al robo de la cámara del Mario y una que otra actitud muy "a la boliviana" nos dejaron un muy mal sabor de boca de ese lugar.
También fueron largos y tediosos los trámites para entrar a la Argentina, más por la cantidad de gente en la cola que por lentitud de las oficinas. Ya del otro lado del puente, hasta nos hicieron desmontar las bicis y sacaron un perro para que olfatee nuestros equipajes en busca de droga. Seguro eso se debió a la cara de mafioso chino del Kangá y al dudoso aspecto blanco del "hombre de sal".
Por suerte ese perro también parecía andar con gripe...
Y bueeeeno... Un atardecer de ensueño nos ofreció una despedida espléndida del territorio boliviano. Ahí les va la última fotito tomada en ese país.
Ya dentro de Argentina notamos de inmediato el cambio del carácter de la gente, la arquitectura de los pueblos, la calidad de los servicios... y el costo de la vida. En Bolivia almorzábamos hasta por 7 bolivianos (o sea, algo así como un dólar), y acá en Argentina es difícil encontrar un menú que cueste menos de 15 pesos (o sea, algo así como cinco dólares). La comida es mucho mejor y más completa (la carne es sabrosísima... en TODO sentido), pero la nueva economía ya nos está desfalcando (ahora sí ya va en serio) y andamos todo estresados por eso. A tanto llega el estrés que andamos echando fuerte biela para relajarnos... pero eso cueeeesta!!
(De paso, Pichu, te respondemos: el cambio es ilógico. Por un dólar te dan más de 7 bolivianos, PERO NI UNA SOLA BOLIVIANA, cuando uno estaría dispuesto a pagar hasta mucho más de un dólar por una de esitas, en lugar de recibir tanto guaso que no sirve para nada.)
Las etapas en la Argentina, hasta ahora, han sido tres: Abrapama - Huacalera - San Salvador de Jujuy. La primera aún pertenecía al espacio geográfico del altiplano, así que volvimos a pasar una noche fría (por suerte conseguimos ayuda en un coliseo para que nos presten un cuartito, aunque nos tocó esperar hasta la 1 de la mañana para que los guasos oriundos terminen con su campeonato de fútbol).
Luego de eso, entramos a la famosa y colorida Quebrada de Humahuaca, geológicamente interesante al punto de haber sido declarada Patrimonio Natural de la Humanida por la UNESCO (casi todas las fotitos que van más abajo con cerros de colores y formas raras pertenecen a esa quebrada inmensa que baja desde el altiplano).
Y en esas alcanzamos finalmente un hito importante que nos hizo sentir muy lejos de casa:
En Huacalera (lugar del descarne de los restos del Gral. Juan Galo Lavalle, eso como dato para los amantes de Sobre Héroes y Tumbas), nos recibió la policía local, luego de que la escuela y la iglesia estuvieron cerradas.
Acá, ya dos horas más tarde que en el Ecuador, amanece a eso de las 7H30 de la mañana y anochece a eso de las 8H00 de la noche, así que nuestros esquemas de pedaleo han cambiado un poco y ya casi solo pedaleamos de tarde. YEAH! (Igual nuestro promedio de distancia sigue subiendo y ya va por los 1.000 km diarios... y eso con viento en contra...).
En Jujuy nos recibió una familia de lo más particular y afectuosa, pero esa historia quedará para el siguiente post (en realidad, ahora estamos ya en Salta, unos 100 km más al sur, pero ya oíran de nosotros algo más cuando llegemos a Tucumán... PROMISE!)
Se vienen escenas de la vida cotidiana:
Escena 1: Concilio de Sudamérica a pedal en sesión plenaria para decidir el futuro del cubano. De derecha a izquierda: los célebres y brillantes mentalizadores del proyecto más un par de ilustres desconocidos.
Escena 2: El problema de las bicis chinas es que se estropean con demasiada frecuencia. En la gráfica se observa un par de aventureros lidiando con el equipo de mala calidad.
Escena 3: Encuentro de Sudamérica a pedal con el verdadero y único Kamikaze Latino. Martín Pueyrredón, un jóven y apasionado ciclista de 76 años, viaja solo por el norte argentino con el simple propósito de divertirse en sus vacaciones. Sus alforjas rebosan de buen ginebra.
Escena 4: Velocistas locales retan al equipo de Sudamérica a pedal a una feroz competencia ciclística en la puna jujeña. Por supuesto, ganan.
Escena 5: Poco después de decir: "Nunca más me compro nada. Ya no tengo dinero. Voy a hacer dieta para ahorrar", Charly adquiere una sencilla falda hippie al comodísimo precio de 50.000 dólares por fibra. Que quede claro que tratamos de detener a la consumista. Ella iba a comprar dos.
Escena 6: Por fin llegamos a la Argentina!
5.236 km recorridos.
San Salvador de Jujuy, Argentina, jueves 24 de abril de 2008